En su quinta prueba, SpaceX marcó un avance revolucionario al capturar por primera vez en vuelo la primera etapa de su megacohete Starship. Este logro, considerado un hito en la ingeniería espacial, representa un paso crucial hacia la reutilización completa de este enorme lanzador, clave para futuras misiones espaciales.
El imponente Starship, que mide 121 metros de altura, despegó al amanecer desde la base de SpaceX en el sur de Texas, cerca de la frontera con México. Como en las pruebas anteriores, se elevó sobre el Golfo de México, pero esta vez logró algo sin precedentes: regresar a la misma plataforma de lanzamiento de donde partió, gracias a unos innovadores brazos metálicos apodados “palillos” (chopsticks), diseñados para atrapar el cohete durante su descenso.
Una captura perfecta, una hazaña única
El sistema de recuperación, controlado en tiempo real por el equipo de vuelo, demostró ser efectivo y seguro. Ante la mirada expectante de empleados y expertos, el cohete propulsor de 71 metros descendió lentamente hacia los brazos de la torre de lanzamiento. El momento culminante fue recibido con gritos de júbilo por parte del equipo de SpaceX. “¡La torre ha atrapado el cohete!”, exclamó Elon Musk en la plataforma X, celebrando el logro histórico.
Dan Huot, uno de los portavoces de la empresa, expresó su asombro: “Incluso en esta era tecnológica, lo que acabamos de presenciar es mágico”. Kate Tice, desde la sede en California, destacó: “Este es un día para los libros de historia de la ingeniería”.
Avances significativos hacia la reutilización total
Después de liberar el propulsor, la nave espacial continuó su recorrido planeado alrededor del mundo para terminar con un amerizaje controlado en el Océano Índico. Este vuelo, de poco más de una hora, también permitió probar por primera vez un sistema que mantuvo comunicación con el módulo orbital durante la reentrada, un desafío técnico que ningún vuelo espacial había superado antes.
El éxito no es casualidad: desde el último vuelo en junio, SpaceX realizó mejoras en el software y en las baldosas térmicas del escudo de la nave, optimizando su rendimiento. Además, este ensayo permitió perfeccionar la integración de los 33 motores de metano del propulsor, consolidando al Starship como el cohete más grande y potente jamás construido.
Rumbo a Marte y más allá
Con nueve años de experiencia reutilizando propulsores de los Falcon 9, SpaceX da un paso más hacia su objetivo final: convertir a Starship en un vehículo totalmente reutilizable, capaz de abaratar costos y acelerar la exploración espacial. La NASA ya ha contratado dos unidades de Starship para sus misiones Artemis, que planean llevar astronautas a la Luna hacia finales de esta década. Pero los planes de Musk no se detienen ahí; el objetivo a largo plazo incluye enviar personas y suministros no solo a la Luna, sino también a Marte, abriendo las puertas a una nueva era de la humanidad en el espacio.
Este avance demuestra que, con cada prueba, SpaceX se acerca más a materializar su visión de hacer del espacio un destino accesible y sostenible.
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